TEXTO INTEGRO TOMADO DEL PERIÓDICO EL UNIVERSAL EN EL QUE INVESTIGACIÓN PERIODISTICA INCULPA AL GENERAL SERGIO APONTE POLITO

MEXICALI, B. C. (EL UNIVERSAL)— Era un dueto de guitarras que aquella tarde de domingo interpretaban la canción “Caballo prieto azabache”, a petición de uno de los comensales del restaurante Pampas, localizado en una céntrica avenida de esta ciudad. Algo no gustó de aquella interpretación que uno de los asistentes en la mesa a la que la dedicaban, protestó porque así no iba y los interrumpió. Los músicos buscaron reinterpretarla cuando de pronto aquel hombre sacó una pistola y disparó al techo, la bala dejó un orificio sobre la barra de ensaladas mientras entraba un grupo de militares quienes al escuchar la detonación se acercaron a donde se encontraba el general de división Sergio Aponte Polito, quien comía junto a una mujer, una niña y otra persona con el que departía desde su llegada al lugar.

Los militares recogieron la pistola mientras otro se acercaba a la caja para pagar la cuenta, el general Aponte se encaminó escoltado con el rostro serio hacia la salida del restaurante, dio las gracias y se retiró. Uno de los testigos, quien declaró ante la Procuraduría de Justicia del estado esa tarde del 20 de julio, señaló: “Si alcancé a ver a la persona a la que le quitaron el arma de fuego uno de los escoltas, se la quitó y la descargó siendo uno de los escoltas que se encontraba en una mesa a unos metros de él, y la persona que efectuó el disparo es una persona más o menos mayor, tez clara de estatura aproximadamente 1.70 metros, complexión regular o media, el cual vestía playera clara, y sé que tiene por cargo el de general, pero no sé su nombre, sin embargo en el lugar de los hechos me enteré que se llama Aponte Polito…”.

Otro testigo apuntó: “…cuando escuchó un tronido igual a un disparo de arma de fuego me volteo y me di cuenta que las personas que acompañaban al señor Aponte se acercaron a la mesa, quitándole una pistola de color negra tipo escuadra, misma que de inmediato una de las personas que lo acompañaba le quitó el cargador”. Los testimonios fueron reproducidos por el semanario Zeta en su edición del 25 de julio, y recogían lo que algunos comensales presenciaron en la mesa donde se encontraba el comandante de la segunda región militar.

Aquella tarde el gerente del restaurante dio aviso a la línea de emergencia 066, que canalizó los reportes por radio en la frecuencia de la policía municipal misma que era monitoreada por la mayoría de los reporteros policiacos de la capital del estado. En pocos minutos, luego de que un grupo de militares regresaran para recoger el casquillo de la bala y se retiraran, el Pampas estaba rodeado por los medios de comunicación. El lunes, el general Aponte dio entrevistas para radio y televisión donde rechazaba que él hubiera sido el autor del disparo y no dijo más. La polémica crecía dado que la figura de quien había logrado cercar a la delincuencia en Baja California y propinado los mayores golpes al crimen organizado en el último medio año a tal punto de ser considerado por algunos como un héroe, era cuestionada por su actitud en un lugar público donde se encontraban familias y menores de edad.
Nuevo actor y caso cerrado

Hasta el martes apareció un actor del que no se sabía que hubiera estado en el restaurante. Se trataba del director de la Policía Estatal Preventiva, un militar retirado con el grado de mayor llamado Justo Buenventura Jaimes. Este oficial que perteneció al cuerpo de paracaidistas, reconoció que fue a él a quien se le salió el disparo de manera “accidental”. A los medios de comunicación locales les llamó la atención que el jefe de la PEP no hubiera dicho nada la misma tarde del domingo ó durante el transcurso del lunes sino más de 24 horas después. No pasaron por alto que el militar retirado estaba bajo investigación por la contraloría interna de la secretaría de Seguridad Pública del estado luego de haber utilizado para fines personales un helicóptero de la corporación donde trasladó a su novia desde Ensenada a Mexicali para que presenciara los festejos con motivo del día del Ejército.

Debido al incidente del Pampas el jefe de la PEP fue separado de su cargo desde aquella tarde del martes 22 de julio y su lugar fue ocupado por Juan Miguel Guillén Gutiérrez, un abogado que ocupaba el segundo puesto en importancia dentro de la corporación. Aún con esa destitución las suspicacias sobre si el ex jefe se había sacrificado como señal de lealtad al general Aponte continuó haciendo eco en los medios impresos del estado.

Para el miércoles el divisionario declaró que la delincuencia lo quería fuera del estado y por todo ello, dijo: “Quieren mi cabeza”. El comandante de región, el único de los 12 que existen en todo el país que —contrario a la doctrina castrense— no tiene reparos en aparecer de manera periódica en los medios de comunicación, amagó con dar a conocer públicamente a los funcionarios del gobierno del estado de quienes sospechaba estaban detrás de esas versiones que generaban suspicacias.

El viernes 25 el comandante militar, el procurador Rommel Moreño y el secretario general de gobierno José Francisco Blake Mora, viajaron al DF para una reunión con funcionarios de alto nivel en la Secretaría de la Defensa Nacional. De acuerdo a fuentes del gobierno estatal, los funcionarios civiles llevaban pruebas periciales y testimoniales junto a notas periodísticas para aclarar de una vez el asunto. Al día siguiente el gobernador José Guadalupe Osuna Millán declaró que el caso del restaurante Pampas estaba cerrado.